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Cuando nada queda, quedan las palabras dictándome al oído historias de vida…

Asi supe que del mismo amor uno puede morir y revivir mil veces, que nada es para siempre;  que el vacío sabe a hiel; que hay pasiones eternas que se olvidan y otras fugaces que permanecen,  que hay mas cobardes que valientes y mas cuerdos que dementes;

supe también que cuando perdemos algún ser querido sentimos la muerte besándonos la piel, que hubo un tiempo de héroes que morían por amor y de amores que morían por un beso, que una mujer es fuerte cuando ampara en su alma la niña que es y que un hombre es fuerte cuando tiene a su lado a la mujer que ama;

que Dios existe pero nadie lo ve, que el pasado siempre duele, solo por el hecho de no poder volver a él, que el futuro no existe pero lo pensamos para resistir y que el presente es este instante eterno que lo pasamos por alto;

supe que si hoy río, mañana lloro y viceversa porque si no, no tendría sentido ni una lágrima, ni una carcajada, que puedo soñar porque estuve en las tinieblas y que puedo amar porque crecí en la indiferencia;

que las miradas más íntegras las encuentro entre los animales y las más perversas entre los hombres;

que la maldad porque si es patrimonio de la humanidad y que las burlas y las murmuraciones son patrimonio de la sociedad;

Supe también que la soledad es el precio de no pactar con la comodidad pero que la comodidad tiene un precio mucho más alto que la soledad;

que los grandes amores son señalados siempre por aquellos que nunca se han atrevido a amar, que de amores resignados mucha gente existe y de amores cobardes mucha gente padece;

Que los grandes amores son vividos invariablemente por las mismas personas, que es un tiempo de héroes solitarios, que muerte y vida andan juntos encontrándonos desprevenidos…tanto para morir como para vivir;

Ahora sé que cuando nada queda, quedan las palabras susurrándome al oído la fascinación que ellas poseen.____________________María Quaglia.