Qué miramos cuando vemos
qué vemos cuando oímos
qué oímos cuando el silencio colma la atmósfera
y el pasado olvidado
desembarca el último día del año
y abruma con voz trémula y siniestra la calma
fabricada con esmero y simulada con perfume y amapolas.
La infancia ¿existe? ¿quiénes éramos entonces?
entre las manos arrugadas de una madre muerta
-que acaricia lastimosa una vida adulterada-
asoma la sombra de un niño entumecido
mordiendo el abismo de los límites arcaicos
sostengo la calma pero el aire ruge
con un sonido que traspasa el alma
los fantasmas no existen
pero pululan como cuervos invisibles
robando los ojos de aquellos infelices.
Qué miramos cuándo vemos sin ojos ni sonidos
sino los cadáveres enterrados de aquellos años
que en forma de flechas envenenadas apuntan
al eco enajenado de un olvido, testigo y eterno.
Qué miramos cuando olvidamos el abismo que nos parió.
Qué vemos cuando lo tenebroso interpela
–sigilosamente-
como tentáculos perversos, el deleite aciago.
Vemos tan solo eso que somos y evitamos mirar
y olvidamos amar y creemos vivir
y sentimos morir.
____María Quaglia____