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Mi Eremita II

«Es más sencillo construir hijos fuertes que reparar hombres rotos.»
— Frederick Douglas

anoche te soñé

estabas joven y de traje gris

hoy hablamos, estás con vida

agradeciendo cada día

la vida es un regalo

pero en la vejez

la vida es amenaza

no aprendemos a vivir

y no sabemos morir

solo deseamos estar vivos

negamos la vida eterna

ansiamos

desesperamos

olvidamos lo esencial

somos crueles

desvalidos

egocéntricos

somos demasiado humanos

odiamos

nos resentimos

nos envidiamos

nos ignoramos

competimos miserablemente

olvidamos el génesis

anoche te soñé y eras joven

y yo, una niña que te ad-miraba

hoy desperté, y te vi anciano

pero yo seguía siendo niña

aquella misma que te odiaba

y que hoy te ama sin reservas

anoche te soñé, y me di cuenta

que no hace falta morir para morir

ni vivir para estar vivo

me di cuenta, papá

que se nos fue la vida entera sin mirarnos

escucho tu voz por el teléfono

y siento que cada llamada

en la distancia, es una despedida

un día

va a ser la última vez

un día, vas a volver a ser joven

y ese día, voy a dejar de ser niña.

____María Quaglia____

Entre las raíces del Yggdrasil

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era alta

y sutil

 con sus huesos

livianos y menudos

pasaba desapercibida

su piel fina dejaba ver ríos azules

su melena anárquica

disimulaba sus alas contraídas

vagaba desnuda por el fresno del mundo

como ave solitaria

un día

alguien le señaló su indigencia

Busco al sosiego _dijo ella

y

con infinita congoja le preguntó

¿sabés de qué color brilla? -porque solo distingo grises-

el sosiego

tiene el color de la razón de cada ser

_respondió alguien_

lo veo gris y anciano

rugoso y etéreo

no habla

no sabe de palabras

mora en una niña abandonada

 ..espera en una gruta olvidada

y

antes que pudiera agregar nada más

alguien desapareció

ella miró al cielo

se dio cuenta que era gris

-como su sosiego-

abrió las alas

abrazó la savia que corría por sus venas

comenzó a caer lluvia ácida

sin hambre

se dejó calar hasta los huesos

sin sed

se dejó colmar por la sustancia

sin vida

se dejó resucitar entre las raíces del Yggdrasil

y bajo tierra fértil comenzó a existir.

____María Quaglia____

La Vida

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estoy aprendiendo

a no lanzar conjeturas

a no prejuzgar

a no dar por sentado

a no compadecerme

de lo que Lo Otro me provoca

porque lo otro es mi sombra

son mis complejos

mis heridas sangrando sin cesar

estoy aprendiendo

en un aprendizaje sin fin

a distinguir mi sombra

entre las máscaras

construidas del ayer

y

me estoy enamorando

no en vano mi piel se afina

y se agrieta con los surcos

de la siembra y el cincel

No te cubras -dice Leonard-

que es ahí donde se aprehende

la desnudez de la vida

que te está enamorando.

____María Quaglia____

Cara a cara

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Hay momentos en que la nostalgia me enfrenta cara a cara, se instala en mi como queriendo aferrarse a mi corazón…y la verdad es que ella vive ahí, sólo que permanece muda para pasar inadvertida.

Me trae recuerdos, emociones, lágrimas del pasado que aún viven y que vivirán por siempre.

Así se libera cada tanto del peso apasionado que arde dentro de sí.

Me busca, y siempre me encuentra, aunque esté feliz, y si la pretendo esquivar, me da en el cuerpo.

No puedo escaparme y ahora tampoco lo intento.

Alguna vez me quedé con las alegrías y los momentos de regocijo y creí soltar las tristezas y las penas.

Pero al soltar aquellas vivencias,  el corazón se fragmenta y ellas lo saben y no quieren que nos mutilemos, por eso se amparan refugiándose en la melancolía, ahí se quedan, desde ahí nos protegen, nos mantienen íntegra.

Todo lo vivido queda grabado en el alma, no perdemos nada aunque soltemos, porque al soltar aprendemos a perdonar, a aceptar, a entender, a respetar a cada quién como es, pero nos queda el dolor vivido y ese es el que permanece por toda la eternidad.

Las alegrías habitan en la mente, los dolores asilados en la melancolía.

Cada tanto irrumpen y luego vuelven a su escondite. Van y vienen.

A mí me visitan frecuentemente y he aprendido a amarlos, los recibo con placer. Les agradezco que se hayan quedado muy a mi pesar. Ya no podría vivir sin ellos.

Me pertenecen, son mi historia. Son mi orgullo.

Y vienen y vendrán nuevos tormentos que extiendan mi alma…y suelto, y aprendo y vuelvo a soltar….y así, en un círculo infinito…formándome.

Hoy puedo estar gozosa de mis heridas, apreciando mis lágrimas

como una lluvia tibia que besa mis labios, que roza mi alma, que nutre mi ser.

Ahora sé que soltar es una pequeña treta que el espíritu le juega a la mente.

Hoy cuando siento que la nostalgia viene a mí, pongo flores, busco la mejor música para acompañarla, preparo manjares y chocolates, sé que sólo se queda unos pocos días.

A veces sólo horas. Y la quiero agasajar…_______________María Quaglia.