Esa necesidad infantil de ser mirada y reconocida
el bastón de la Fe para avanzar
los libros para apartarme del mundo
el mundo para recordarme al lobo del hombre
el hombre para sentir la fragilidad
el realzarme para morir de pie
la aceptación de un destino incierto
la súplica de la certeza concreta
el tercer ojo como ojo real
la realidad como faro indiferente
la indiferencia como mecanismo de defensa
el sol para volverme camaleon
la luna para recordarme la cara oscura
el adiós pronunciado al partir
el saber que nunca llegaré
el observar
que la orfandad del alma es para toda la vida
que la palabra cada vez cuesta más y vale menos
que hablar es descubrir la torre de Babel
que mirarse a los ojos es caer al vacío
que la oscuridad está llena de luz
mientras la luz murmura sombra
que cada vez
hay más necesidad de danzar
que la música es ausencia
y la ausencia es todopoderosa
No te mueras – No me muero
que todavía no es el tiempo
que el tiempo es relativo
que la realidad no es absoluta
que ya morí al nacer
que no se muere dos veces
se muere setenta veces siete
que la vida no existe
pero si
que el “Si, quiero” no es para siempre
Por eso, Mi Señor
no me mires, que aun no soy
y no sé cuando seré
ya que me quedan vidas por vivir
y diablos por besar
por los siglos de los siglos
mi alma irrespetuosa migrará
en cuerpos epicúreos y voces insolentes
no detengas mi carruaje
que no se marchite mi flor dorada
permite por tu infinita misericordia
que mi Judas
el Tadeo expíe al Iscariote
para que mi perfume en toda su pureza
pueda al fin algún día llegar a Vos.
____María Quaglia____